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jueves, 2 de agosto de 2012


El primer regalo que papá le dio en su vida: una jirafa de tela que Maddy amaba con locura, la cual ponía sobre su almohada y que la observó con ojos pequeños y brillantes durante sus años de infancia, hasta el día en que, sintiéndose atribulada, atormentada y mayor de lo que era, la metió en una bolsa de cosas inservibles para enviarlas a los pobres que no tenían juguetes ni ropa. Poco después de la desaparición de la jirafa, Maddy se sintió la persona más pobre del mundo. Había descubierto que podía ser despiadada y estúpida.
El descubrimiento de esos defectos, sumando a la partida de su juguete, la hizo sentirse mortalmente herida. Miró los hermosos objetos que la rodeaban: los moños, las pulseras, los collares, los broches, las flores de seda y las muñecas con rostro de porcelana, pero ninguno de ellos sirvió de consuelo.
Añoraba todo lo que había dejado ir. En ese momento, Maddy juró que, por el resto de su vida, se aferraría con fuera a todo lo que amara.

1 comentario:

  1. Muy lindo el cuento. Sobre todo por la claridad del mensaje que deja. A veces uno piensa que por tener cosas de mayor valor material la hacen mas felices. Cosa que no es cierta. Servira de apuros. Para tener comida, techo y algun gusto. Pero nada mas. La felicidad pasa por otro lado. Por lo autentico, por algun animal que uno quiera, por un ser querido, por una planta a la que riega y cuida todos los dias. O como en este cuento, por las cosas que la aferraban a su mas tierna infancia y los mas hernosos recuerdos que por mas que quisiera reempazarla por alguna nunca va a ser aquella autentica jirafa que le regalo su padre.
    Un abrazo

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