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jueves, 2 de agosto de 2012

Fragmentos "Una visita inesperada"

[...]"Tendría su recuerdo, pero, en realidad, un recuerdo casi nunca es lo suficientemente bueno para consolar un corazón.
Bajó la mirada al paquete en su regazo y lo desenvolvió cuidadosamente. Entre varias capas de papel había un pequeño espejo con mango de plata.
Maddy lo levantó para ver su reflejo, sus ojos oscuros y sus mejillas pecosas. "Yo soy lo más hermoso del mundo". Sus ojos se llenaron de lágrimas tontas, las cuales secó enseguida con una risa burlona. Sabía que no era encantadora, no como un perro saluki, un palacio o un jarrón de la dinastía Ming. No era la princesa de un libro de cuentos. Pero ahora era culta, había viajado y reflexionado sobre cosas interesantes. Aún se sentía inadaptada y fuera de lugar, como una pieza de rompecabezas mal cortada, pero ya no le causaba dolor sentirse así. Ahora la complacía no haber cambiado para volverse como todos los demás.
Su valor y rebeldía hicieron que su padre se enorgulleciera: la hizo hermosa. Al mirar en el espejo su rostro ordinario, su nariz y su boca ordinarias, Maddy supo que no era la princesa de las hadas y que no viviría una vida de cuento, pero encontraría su propio camino, y que estaría bien."[...]
[...]"-¿Alguien te está esperando en casa para cenar?- preguntó Matilda, sólo para escuchar lo que él le diría.
El chico sacudió la cabeza imperceptiblemente.
No quería verse metido en semejante conversación.
-Debiste haber guardado la jirafa de juguete- le reprochó a Matilda.
-Lo sé-
-Si la hubieras conservado, tal vez no necesitarías todas estas cosas. Las tienes, pero no son lo que deseas. ¿Es eso la vida? ¿Conformarte sólo con lo que puedes conseguir si no obtienes lo que en verdad deseas? ¿Un montón de baratijas, en vez de la cosa perfecta?
¿Imágenes en tu cabeza, en lugar del verdadero objeto en tus manos?
Algo parecido a una cinta metálica se tensó alrededor del pecho de Matilda.
-A veces-reconoció. Para muchas personas a menudo es así. La vida es mucho más larga y complicada de lo que esperas. No hay nada permanente ni seguro. Todos los días debes renegociar una forma de sobrevivir las horas que hay entre el despertar y la hora de dormir.
Eres un niño extraño, ¿verdad?- Matilda lo miró por encima de la montura de sus gafas- Haces y dices algunas cosas muy raras."[...]
[...]"Maddy había crecido durante su viaje y había cultivado algunos gustos y aversiones adultas. Sabía cómo quería vestirse y cómo arreglar su cabello. Sabía qué deseaba comer y cuándo había comido suficiente. Tenía convicciones propias y el valor para defenderlas casi siempre."[...]


El primer regalo que papá le dio en su vida: una jirafa de tela que Maddy amaba con locura, la cual ponía sobre su almohada y que la observó con ojos pequeños y brillantes durante sus años de infancia, hasta el día en que, sintiéndose atribulada, atormentada y mayor de lo que era, la metió en una bolsa de cosas inservibles para enviarlas a los pobres que no tenían juguetes ni ropa. Poco después de la desaparición de la jirafa, Maddy se sintió la persona más pobre del mundo. Había descubierto que podía ser despiadada y estúpida.
El descubrimiento de esos defectos, sumando a la partida de su juguete, la hizo sentirse mortalmente herida. Miró los hermosos objetos que la rodeaban: los moños, las pulseras, los collares, los broches, las flores de seda y las muñecas con rostro de porcelana, pero ninguno de ellos sirvió de consuelo.
Añoraba todo lo que había dejado ir. En ese momento, Maddy juró que, por el resto de su vida, se aferraría con fuera a todo lo que amara.
-Debiste haber prendido el fuego- le dijo.
Presionó un botón y giró una perilla, haciendo que las llamas saltaran como bailarinas de cancán en el interior del arca plateada del calefactor.

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